y ahora................himenoplastias..:S

Cuando Zeina tenía 19 años, sus amigas la miraban con malos ojos porque acababa de tener su primera experiencia sexual. Pese a que en las sociedades islámicas mantener relaciones prematrimoniales es considerado pecado, la joven no pensaba estar cometiendo un error, porque estaba convencida de que el chico, con quien estuvo unida tres años, sería el hombre de su vida. "Cuando terminó Medicina quiso especializarse en EEUU. Nuestra relación fue a peor. Yo era una simple secretaria. Se fue para no volver, nunca le volví a ver".

Aquel primer amor afectó a la vida familiar de Zeina. "Mi hermano se enteró por azar: me insultó, me golpeó y me trató como a una puta. No me volvió a hablar, ignoraba mi existencia, y eso mientras cambiaba de novia como de camisa". La joven se fue de casa para evitar ser víctima de lo peor, un crimen de honor como el que acaba con miles de mujeres en el mundo cada año y hoy, con 42 años y una relación destinada al fracaso con un hombre casado, estudia la idea de reconstruir su himen para empezar una nueva vida. "Quiero un hombre que se sienta orgulloso de mí, con quien fundar una familia. Ya he empezado a buscarlo, y cuando lo encuentre dejaré todo y reharé mi virginidad".

Según los expertos, la himenoplastia –técnica de reconstrucción del himen- se ha convertido en un fenómeno común entre las féminas de la clase alta del Líbano. "Para conservar la tradición, estas jóvenes deben manchar de sangre la sábana nupcial", explica el ginecólogo Nicolas Baaklini. Aunque no hay cifras de cuántas intervenciones se realizan, el fenómeno está en alza en Oriente Próximo. Prueba de ello fue el edicto emitido en febrero por el máximo líder religioso egipcio, el gran mufti Ali Gomaa, por el cual permitía las operaciones de reconstrucción de himen.

El auge de esta técnica se explica por la dicotomía entre tradicionalismo y modernidad que padecen las mujeres árabes y musulmanas. En estas sociedades, donde la educación femenina está orientada al matrimonio, las mujeres no pueden permitirse vivir su sexualidad sin miedo a ser rechazadas por su futuro marido, repudiadas por su familia e incluso estigmatizadas por la comunidad. De ahí que muchas chicas con medios opten por la himenoplastia para 'eliminar' su pasado sexual y recuperar una virginidad que, aunque sólo sea física –que no mental- es exigida por muchos compañeros en la noche de bodas.

"El tabú de la virginidad no es propio de una clase social determinada, sino de una mentalidad tradicional que prevalece siempre, incluso en algunas sociedades occidentales que quieren que la chica siga 'intacta' hasta el matrimonio", explica la psicóloga Marie Therese Khair Badawi, profesora de la Universidad Saint-Joseph de Beirut. De ahí que, según Baaklini, muchas de sus pacientes sean mujeres profesionales formadas en Europa o EEUU "que jamás se plantearon que deberían pasar por esta experiencia" hasta que vuelven a Líbano para casarse.

El problema es que en ciertas sociedades, las relaciones sexuales previas al matrimonio son pecaminosas y causa de oprobio para la familia de la chica. "La virginidad no debería importar más que a la mujer, pero en las sociedades tradicionales es propiedad de la familia de la comunidad y símbolo del honor", puntualiza la psicóloga Badawi. Y el riesgo de las mujeres es mortal. Los crímenes de honor –asesinatos de mujeres a manos de sus familiares varones por mantener relaciones fuera o antes del matrimonio, por ser víctimas de una violación o por la mera sospecha de cualquiera de estos supuestos- acaban con 5.000 vidas cada año, según Naciones Unidas, un motivo de peso para que las chicas traten de esconder sus experiencias sexuales a ojos de sus parientes. Aunque los asesinos se justifican con el Islam, la religión no permite estos actos bárbaros: de hecho, líderes como el gran mufti sirio Ahmad Bader Hasun han denunciado estos crímenes e instado a las autoridades a revisar la legislación vigente para agravar las penas a sus autores.

Mientras cunde este ejemplo, las chicas fingen haber mantenido relaciones como pueden: las que no tienen medios acuden a estratagemas caseras que incluyen pociones elaboradas en farmacias a base de grasa de ballena sintética, acido sulfúrico y colorante rojo que simulan la textura y color de la sangre, hasta pequeños pedazos de hígado de ternera. Para aquellas con una situación económica más desahogada, la himenoplastia supone una solución y un gran alivio. Por entre 300 y 1.000 dólares, un ginecólogo-obstreta lleva a cabo una intervención que se realiza casi siempre con anestesia local y dura entre 15 y 60 minutos, según los casos, y garantiza el sangrado que proporciona tanta satisfacción al futuro marido.

"Hay una idealización [del himen], se ha convertido en representante del honor de toda la familia", explica la doctora Badawi. "Exigiendo un himen intacto, el hombre piensa que es el primero en conquistar el cuerpo de la mujer y cree que podrá controlarla mejor". Por tanto, provocar el sangrado "es el único objetivo de la himenoplastia, dado que ningún hombre puede saber si un himen está intacto o no", concluye Baaklini. "Sólo un ginecólogo puede certificarlo".