Para los que hemos nacido hace algunos años
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Para los que hemos nacido hace algunos años
Para los que hemos nacido hace algunos años…
La verdad es que no sé como hemos podido sobrevivir.
Fuimos la generación de la "espera"; nos pasamos nuestra infancia y juventud esperando
* Teníamos que esperar "dos horas de digestión" para no morirnos en el agua
* Nos dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la comunión.
Mirando atrás, es difícil creer que estemos vivos:
* Los que podían, viajaban en 600 sin cinturones de seguridad y sin airbag, y se hacían viajes de 10-12 h. con cinco personas en el 600 y no pasaba nada.
*Montábamos en bicicleta sin casco.
* No tuvimos puertas, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños.
*Jugábamos a ver quien era el más bestia. Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables.
* Los columpios eran de metal y con esquinas en pico.
*Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y sólo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle. Nadie podía localizarnos. No había móviles
*Ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarles el culo, no en un chat diciendo tonterias
* Quedábamos con los amigos y salíamos. O ni siquiera quedábamos, salíamos a la calle y allí nos encontrábamos y jugábamos a la pelota, a las chapas, a coger, al rescate, a la taba..., en fin, tecnología punta.
* Tuvimos peleas y nos "esmorramos" unos a otros y aprendimos a superarlo.
*En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos y los que no lo hacían, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción.
* Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repetían curso...
¡Qué horror, no inventaban exámenes extra!
*Comíamos dulces pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto.
* Compartimos botellas de refrescos o lo que se pudiera beber y nadie se contagió de nada.
* Leíamos tebeos y cuentos y no los videojuegos de ahora
*Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar, y algunos incluso chupaban el grifo. *Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la "escopeta de plomillos", antes de ser mayores de edad y sin adultos.
¡¡DIOS MÍO!!
*Coleccionábamos estampas de vida y color, de futbol…
* Ibamos a veces a la playa y pasábamos horas sin crema de protección solar ISDIN 15, sin clases de vela, de paddle o de golf, pero sabíamos construir fantásticos castillos de arena.
*Nos abríamos la cabeza jugando a guerra de piedras y no pasaba nada, eran cosa de niños y se curaban con mercromina y unos puntos. Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos.
*Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.
* No te extrañe que ahora los niños salgan gilipollas.
Si tú eres de los de antes... ¡Enhorabuena!
La verdad es que no sé como hemos podido sobrevivir.
Fuimos la generación de la "espera"; nos pasamos nuestra infancia y juventud esperando
* Teníamos que esperar "dos horas de digestión" para no morirnos en el agua
* Nos dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la comunión.
Mirando atrás, es difícil creer que estemos vivos:
* Los que podían, viajaban en 600 sin cinturones de seguridad y sin airbag, y se hacían viajes de 10-12 h. con cinco personas en el 600 y no pasaba nada.
*Montábamos en bicicleta sin casco.
* No tuvimos puertas, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños.
*Jugábamos a ver quien era el más bestia. Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables.
* Los columpios eran de metal y con esquinas en pico.
*Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y sólo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle. Nadie podía localizarnos. No había móviles
*Ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarles el culo, no en un chat diciendo tonterias
* Quedábamos con los amigos y salíamos. O ni siquiera quedábamos, salíamos a la calle y allí nos encontrábamos y jugábamos a la pelota, a las chapas, a coger, al rescate, a la taba..., en fin, tecnología punta.
* Tuvimos peleas y nos "esmorramos" unos a otros y aprendimos a superarlo.
*En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos y los que no lo hacían, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción.
* Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repetían curso...
¡Qué horror, no inventaban exámenes extra!
*Comíamos dulces pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto.
* Compartimos botellas de refrescos o lo que se pudiera beber y nadie se contagió de nada.
* Leíamos tebeos y cuentos y no los videojuegos de ahora
*Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar, y algunos incluso chupaban el grifo. *Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la "escopeta de plomillos", antes de ser mayores de edad y sin adultos.
¡¡DIOS MÍO!!
*Coleccionábamos estampas de vida y color, de futbol…
* Ibamos a veces a la playa y pasábamos horas sin crema de protección solar ISDIN 15, sin clases de vela, de paddle o de golf, pero sabíamos construir fantásticos castillos de arena.
*Nos abríamos la cabeza jugando a guerra de piedras y no pasaba nada, eran cosa de niños y se curaban con mercromina y unos puntos. Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos.
*Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.
* No te extrañe que ahora los niños salgan gilipollas.
Si tú eres de los de antes... ¡Enhorabuena!
eenriquee- Enteradillo
-
Cantidad de envíos : 2736
Edad : 55
Fecha de inscripción : 19/03/2009
Re: Para los que hemos nacido hace algunos años
Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre
agregarle una función o achicarlo un poco.
No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los
doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.
Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales.
¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos
resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el bolsillo y las grasas en los repasadores.
¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra.
Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
¡Guardo los vasos desechables!
¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!
¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos!
¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!
¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!
¡Es más!
¡Se compraban para la vida de los que venían después!
La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas de loza.
Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos
cambiado de heladera tres veces.
¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!!
Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es
de fábrica.
¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de las Nike?
¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando sommiers casa por casa?
¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?
¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?
Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más basura.
El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.
El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el basurero!!
¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años!
Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)
No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la
Fiesta de San Juan.
Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y tire
que ya se viene el modelo nuevo'.
Mi cabeza no resiste tanto.
Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la
dirección electrónica y hasta la dirección real.
Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para
cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.
Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque
éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?
¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se
consiguieron?
En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el
tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!!
¡¡Guardábamos las chapitas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el
barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las
martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo
guardábamos!
¡¡¡Las cosas que usábamos!!!: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que nunca usaríamos. Botones
que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Tubitos de plástico sin la tinta,
tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón. Encendedores sin gas o encendedores que perdían el
resorte. Resortes que perdían a su encendedor.
Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los
encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa.
Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida
útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.
Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!!
Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para
envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!
Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para
hacer cuadros y los cuentagotas de los remedios por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.
Los cajones guardaban pedazos izquierdos de palillos de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que
esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en un palillo.
Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden
'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!
Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita',
nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de
arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa
belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en
portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.
Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me
muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.
Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la
memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo
han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour.
Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente
entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este
mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado.
Hasta aquí Eduardo Galeano
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
me gustó.....Enrique....somos de aquellas épcas....
agregarle una función o achicarlo un poco.
No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los
doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.
Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales.
¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos
resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el bolsillo y las grasas en los repasadores.
¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra.
Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
¡Guardo los vasos desechables!
¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!
¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos!
¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!
¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!
¡Es más!
¡Se compraban para la vida de los que venían después!
La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas de loza.
Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos
cambiado de heladera tres veces.
¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!!
Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es
de fábrica.
¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de las Nike?
¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando sommiers casa por casa?
¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?
¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?
Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más basura.
El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.
El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el basurero!!
¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años!
Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)
No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la
Fiesta de San Juan.
Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y tire
que ya se viene el modelo nuevo'.
Mi cabeza no resiste tanto.
Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la
dirección electrónica y hasta la dirección real.
Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para
cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.
Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque
éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?
¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se
consiguieron?
En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el
tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!!
¡¡Guardábamos las chapitas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el
barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las
martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo
guardábamos!
¡¡¡Las cosas que usábamos!!!: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que nunca usaríamos. Botones
que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Tubitos de plástico sin la tinta,
tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón. Encendedores sin gas o encendedores que perdían el
resorte. Resortes que perdían a su encendedor.
Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los
encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa.
Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida
útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.
Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!!
Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para
envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!
Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para
hacer cuadros y los cuentagotas de los remedios por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.
Los cajones guardaban pedazos izquierdos de palillos de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que
esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en un palillo.
Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden
'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!
Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita',
nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de
arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa
belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en
portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.
Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me
muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.
Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la
memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo
han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour.
Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente
entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este
mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado.
Hasta aquí Eduardo Galeano
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me gustó.....Enrique....somos de aquellas épcas....
tryfe- Administrador
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Cantidad de envíos : 20644
Localización : Port de Sagunt-Valencia
Humor : bueno...si mis arrugas son de reirme.......
premio I :
premios ganados : 2
Fecha de inscripción : 16/02/2008
Re: Para los que hemos nacido hace algunos años
Somos
todavia niños ???????
Cuando llegues a la
última frase... ¡¡Vas a
sonreír!!
¿Te
acuerdas
de...?
Aquel tiempo, cuando las decisiones importantes se tomaban
con un
práctico 'Pito-pito gorgorito... ¿dónde vas tú tan bonito?...A la era
verdadera... ¡pim pom fuera!
Cuando se podían detener las cosas que se complicaban con un
simple...
'Eso no vale' ¡Trampa!
Los errores se arreglaban
diciendo
simplemente...'Empezamos otra
vez'
Tener dinero, sólo significaba poder comprarte una bolsa de chucherías a la salida del
cole
-
Hacer un
castillo de arena
podía mantenernos felizmente
ocupados durante toda una tarde...
-
Para salvar a todos los amigos
en
el escondite bastaba con un grito: '¡Por mí!
¡y
por todos mis
compañeros!
-
Siempre descubrías tus más
ocultas habilidades, a causa de un
¿A
que no eres capaz?
¡Tonto el último!
Era lo único que nos
hacía correr como locos hasta que el corazón se nos salía del
pecho.
[size=25]- Los [b]globos de agua eran la más moderna,
poderosa y eficiente arma
que
jamás se había inventado...
GUERRA' sólo
significaba arrojarse tizas y
bolas de papel durante las horas libres en clase...
- La mayor desilusión
era haber sido elegidos
los últimos en los equipos del cole...
- Cuando un helado era la mejor
recompensa...
- Y quitar las ruedas
pequeñas a la bici
significaba
un gran paso en tu
vida
- Cuando el negocio del siglo era conseguir cambiar los cromos repetidospor
el que
hacía tanto tiempo que buscabas...
-Y [b]sólo llorábamos
desconsolados cuando íbamos
de excursión al campo, nos entreteníamos durante horas y venían a
avisarnos de
que teníamos que marchar.
-
Cuando ponerte el 'babi'
a modo de capa te hacía soñar y subido en cualquier escalón [b]deseabas con todas tus fuerzas poder volar
como superman
Todas estas simples cosas nos hacían felices, no necesitábamos nada másque un
balón, una
comba y un par de amigos con los que hacer el ganso durante todo el
día...
SI PODÉIS
RECORDAR LA
MAYORÍA DE ESTAS COSAS Y HABÉIS SONREÍDO... ENTONCES SIGNIFICA QUE
TODAVÍA OS
QUEDA DENTRO ALGO DEL NIÑO QUE FUIMOS NO HACE TANTO
TIEMPO
¡NUNCA
PIERDAS AL NIÑO QUE LLEVAS DENTRO!
Por cierto...
¡¡EL ÚLTIMO SE
LA QUEDA
Ahora, la llevas
tú
todavia niños ???????
Cuando llegues a la
última frase... ¡¡Vas a
sonreír!!
¿Te
acuerdas
de...?
Aquel tiempo, cuando las decisiones importantes se tomaban
con un
práctico 'Pito-pito gorgorito... ¿dónde vas tú tan bonito?...A la era
verdadera... ¡pim pom fuera!
Cuando se podían detener las cosas que se complicaban con un
simple...
'Eso no vale' ¡Trampa!
Los errores se arreglaban
diciendo
simplemente...'Empezamos otra
vez'
Tener dinero, sólo significaba poder comprarte una bolsa de chucherías a la salida del
cole
-
Hacer un
castillo de arena
podía mantenernos felizmente
ocupados durante toda una tarde...
-
Para salvar a todos los amigos
en
el escondite bastaba con un grito: '¡Por mí!
¡y
por todos mis
compañeros!
-
Siempre descubrías tus más
ocultas habilidades, a causa de un
¿A
que no eres capaz?
¡Tonto el último!
Era lo único que nos
hacía correr como locos hasta que el corazón se nos salía del
pecho.
[size=25]- Los [b]globos de agua eran la más moderna,
poderosa y eficiente arma
que
jamás se había inventado...
GUERRA' sólo
significaba arrojarse tizas y
bolas de papel durante las horas libres en clase...
- La mayor desilusión
era haber sido elegidos
los últimos en los equipos del cole...
- Cuando un helado era la mejor
recompensa...
- Y quitar las ruedas
pequeñas a la bici
significaba
un gran paso en tu
vida
- Cuando el negocio del siglo era conseguir cambiar los cromos repetidospor
el que
hacía tanto tiempo que buscabas...
-Y [b]sólo llorábamos
desconsolados cuando íbamos
de excursión al campo, nos entreteníamos durante horas y venían a
avisarnos de
que teníamos que marchar.
-
Cuando ponerte el 'babi'
a modo de capa te hacía soñar y subido en cualquier escalón [b]deseabas con todas tus fuerzas poder volar
como superman
Todas estas simples cosas nos hacían felices, no necesitábamos nada másque un
balón, una
comba y un par de amigos con los que hacer el ganso durante todo el
día...
SI PODÉIS
RECORDAR LA
MAYORÍA DE ESTAS COSAS Y HABÉIS SONREÍDO... ENTONCES SIGNIFICA QUE
TODAVÍA OS
QUEDA DENTRO ALGO DEL NIÑO QUE FUIMOS NO HACE TANTO
TIEMPO
¡NUNCA
PIERDAS AL NIÑO QUE LLEVAS DENTRO!
Por cierto...
¡¡EL ÚLTIMO SE
LA QUEDA
Ahora, la llevas
tú
rita pavone- Administrador
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Localización : Valencia
Humor : A dias y a ratos
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premios ganados : 3
Fecha de inscripción : 17/02/2008
Re: Para los que hemos nacido hace algunos años
Que bueno....Y cuanta verdad.
Con perdon...Vaya mierda de mundo estamos dejando a nuestras generaciones.
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Deva- Profesional
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